lunes, 27 de mayo de 2013

¿Quien era la Difunta Correa?

La Difunta Correa Historia de la Virgen Origen de la Leyenda
 
La leyenda de la Difunta Correa pertenece al folclore del Litoral Argentino, y relata la historia de una madre que de la muerte, sigue dando vida a su hijo.

Corría 1819 cuando Deolinda Correa empezó a vivir, en un próspero rancho, con el caudillito criollo llamado Baudilio Bustos, en La Majadita, en el actual partido de Nueve de Julio.

Bustos cayó en desgracia por razones políticas, o quizá porque su atrayente china era codiciada por un juez de paz vecino: lo cierto es que se lo detuvo, dándosele por destino La Rioja para su juzgamiento y castigo.

Su mujer, María Antonia Deolinda Correa, desesperada porque su esposo iba enfermo, tomó a su hijo y siguió las huellas de la montonera.

Sintiéndose muy sola, lejos de su padre y de su marido, lo que, sumado al acoso de los hombres, la llevó a huir una madrugada junto con su hijo de meses rumbo a La Rioja.

El largo camino, la sed, el calor y el cansancio minaron sus fuerzas al punto que cayó rendida en la cima de un pequeño cerro.

En eso pasaron unos arrieros, quienes vieron animales de carroña que revoloteaban, y se acercaron al cerro donde encontraron a la madre muerta y al niño aún con vida, amamantándose de los pechos de su difunta madre. Los arrieros recogieron al niño, y dieron sepultura a la madre en las proximidades del Cementerio Vallecito, en la cuesta de la Sierra Pie de Palo.

Y es así que al conocerse la historia, comenzaron las peregrinaciones de los lugareños hasta la tumba de la que llamarían “la difunta Correa“.

El santuario está enclavado a un lado de la Ruta Número 20, que une San Juan y Córdoba, a 62 kilómetros de San Juan y a 30 de Caucete.

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